Bratislava
La capital de Eslovaquia marca el punto donde los Cárpatos, que se extienden a lo largo de 1.200 Km. a partir de la Puerta de Hierro de Rumania, descienden hacia el Río Danubio. La frontera con Austria casi se pude ver desde la ciudad, y Hungría queda solo a 16 Km. de distancia.
Bratislava se convirtió en la capital de Hungría en 1526 y permaneció como tal hasta 1784. La ciudad vivió su esplendor durante el reinado de Maria Teresa de Austria (1740 – 1780), y en 1918 pasó a formar parte de la recién creada república de Checoslovaquia.
Quedan muchos bellos monumentos en la parte antigua que recuerdan su pasado bajo gobierno austro-húngaro, y sus museos son sorprendentemente ricos. Las representaciones de ópera del Teatro Nacional Eslovaco no tienen rival en Europa. Pero a pesar de todo esto, Bratislava continúa siendo relativamente desconocida par los turistas occidentales.
La ciudad se convirtió en la capital eslovaca, y sede de su Parlamento y la presidencia en 1993, después de la división de Checoslovaquia. Actualmente Bratislava tiene 430.000 habitantes y se encuentra estratégicamente ubicada a pocos kilómetros de la capital austriaca; razón por la que se ha convertido en prácticamente un suburbio de ésta. A estas dos ciudades, las dos capitales más próximas del mundo (60 Km.), les una mucho más que una herencia común. El famoso tren eléctrico o tranvía como lo conocen los lugareños une las dos ciudades en un viaje de 40 min.
Los rasgos más típicos de la ciudad, y de los cuales hasta el día de hoy siguen estando muy orgullosos sus habitantes, eran su poliglotismo y el carácter cosmopolita imperante. Aunque la guerra y los años de régimen comunista acabaron en gran parte con todo ello, hasta el día de hoy en Bratislava se habla, además del eslovaco con lengua oficial, también el alemán y el húngaro.
Hoy en día, la rica vida cultural de Bratislava atrae tanto a los locales como a los visitantes, desde sus museos y galerías, pasando por los conciertos, y llegando hasta las funciones de ópera. Los números hoteles y restaurantes, situados en el pintoresco núcleo histórico junto a cafeterías tradicionales, patios acogedores y tabernas antiguas, harán su estancia más agradable.
También se pueden hacer excursiones a castillos, palacios y regiones viticultoras en las afueras de Bratislava. Escrito por Veronica.
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